En el marco de su programa de doctorado, el astrofísico Brian Tapia desarrolla una estadía en Múnich para trabajar con simulaciones de galaxias de última generación. La experiencia le permite ampliar su investigación hacia la componente estelar de las galaxias y compartir diariamente con referentes mundiales en evolución galáctica y astrofísica numérica.
Las pasantías en el extranjero son un requisito fundamental dentro de los programas de formación doctoral, pensadas para ampliar la experiencia en investigación de los estudiantes y fortalecer sus redes de colaboración. En este contexto, Tapia se encuentra actualmente en Alemania, realizando una estadía en el Instituto Max Planck de Astrofísica, en la ciudad de Múnich, uno de los centros de investigación más prestigiosos del mundo en la disciplina.
La investigación que desarrolla en Europa se centra en el uso de simulaciones numéricas distintas a las que había trabajado anteriormente en Chile. En este caso, se trata de las simulaciones Auriga, elaboradas por equipos europeos y reconocidas por su altísima resolución. El objetivo de su trabajo es contrastar los resultados ya obtenidos en su artículo más reciente, expandiéndolos ahora hacia la componente estelar de las galaxias, lo que permitirá evaluar si las estrellas conservan huellas que puedan analizarse de manera arqueológica en la propia Vía Láctea.
“Gracias a las redes de colaboración que mantiene mi grupo pude venir al Instituto Max Planck. Ahora estoy trabajando con las simulaciones Auriga, que tienen un nivel de resolución muy alto, y quiero comparar sus resultados con lo que obtuve en mi paper, esta vez incluyendo no solo el gas, sino también la componente estelar”, explica el investigador Brian Tapia. “La idea es ver si las estrellas guardan información que después podamos rescatar en estudios de arqueología galáctica”.
De su experiencia en Alemania, Tapia destaca el nivel de excelencia de quienes integran el instituto. “Algunos de los profesores que están acá han sido pioneros en evolución de galaxias y astrofísica numérica en los últimos 20 años. Coincidir con ellos todos los días en el pasillo es realmente un privilegio”, comenta. El ambiente, además, es altamente estimulante: “Todos los días hay espacios de conversación muy naturales, incluso en los coffee breaks, donde puedes charlar de ciencia con cualquier persona. Eso hace muy fácil generar nuevas ideas o encontrar vínculos entre investigaciones”.
Otro factor que refuerza el valor de la pasantía es la interacción con otras instituciones de prestigio. Justo frente al Max Planck se encuentra cuartel general del Observatorio Europeo Austral (ESO), lo que potencia un ecosistema único para la investigación. “El nivel de los científicos en ambos lugares es de lo mejor del mundo y, además, constantemente llegan visitantes de distintas partes del planeta, que ofrecen charlas y abren instancias de colaboración casi todos los días”, destaca Tapia.
Con tres meses aún por delante en su estadía, el investigador ya valora los aprendizajes obtenidos. “He expandido mucho mi abanico de herramientas y conocimientos, trabajando con simulaciones distintas a las de CIELO, conversando con gente observacional y también con quienes se dedican a modelos teóricos. Esa diversidad hace que mi investigación se amplíe mucho, aunque también plantea el desafío de concentrar las ideas y converger hacia resultados concretos”, reflexiona.
La experiencia, asegura, marcará un antes y un después en su carrera. “Me llevo mucho de lo que he aprendido acá, tanto en técnicas como en nuevas perspectivas para abordar la evolución galáctica. Ha sido una oportunidad única para crecer como investigador y para consolidar una red internacional que será clave en mis próximos proyectos”.
